El evangelio según san Marcos está representado por un león, pues comienza hablando del desierto y de San Juan el bautista que era “la voz que grita en el desierto”

San Marcos… ¿evangelista?

¿Quiénes son los evangelistas? Es una de esas preguntas típicas del catequista para sondear cómo va el grupo o de la abuelita para ver si su nieto ha aprendido bien en la clase de religión. Más allá de esta pregunta sencilla quisiera hacerte reflexionar un poco más sobre uno de estos grandes santos: San Marcos.

¿San Marcos escribió el evangelio?

De San Marcos sabemos que no era uno de los apóstoles y no sabemos que haya sido un discípulo de Jesús. Pero un tal “Juan Marcos” o “Marcos” es mencionado varias veces en el Nuevo Testamento: San Pedro en su primera carta, san Lucas en los Hechos de los Apóstoles y san Pablo lo menciona en varias de sus cartas. San Lucas lo presenta como un joven que vivía en Jerusalén, su madre acogía a las primeras comunidades en su casa para la oración y que fue compañero de Pablo y Bernabé en su primer viaje.

Puede ser que sea poca la información que se nos da en la Biblia sobre San Marcos, pero tenemos también la tradición, es decir, las enseñanzas que nos han llegado de las primeras comunidades de la Iglesia, y que consideramos como verdaderas. Veamos lo que nos dice su estilo y la tradición de los padres de la Iglesia:

Su estilo nos habla de un hombre que vivió en Jerusalén, pues conocía muy bien los lugares y los narra con gran exactitud. Los detalles que nos cuenta, el conocimiento de la cultura hebrea, el uso frecuente de semitismos que demuestra que conoce la lengua aramea, son algunos de los detalles que lo delatan. Dentro de su estilo está la parataxis, característico de las lenguas semíticas.

La tradición: nos añade que vivió después en Roma, donde fue discípulo de Pedro -de quien escuchó las predicaciones y la Buena Nueva- y donde escribió el evangelio. Incluso san Papías nos dice que fue aprobado por Pedro, aunque, en este dato, tal vez se adelante un poco en el tiempo. Marcos es llamado por los padres de la Iglesia (padres de los primeros siglos: san Ireneo de Lyon, san Papías…) discípulo e intérprete de san Pedro.

Creo que conociendo algo de lo que se ha investigado sobre el Evangelio según san Marcos podemos decir que sí, él lo escribió.

¿Cuándo se escribió?

Lo más probable es que este evangelio haya sido escrito muy cerca, en el tiempo, de la muerte de Pedro, entre el 64 y el 67 d.C., durante el reinado de Nerón. Seguramente antes del año 70 d.C., pues no se había dado la destrucción de Jerusalén (del año 70 d.C. por el futuro emperador Tito), y Marcos la prefiguraba en el capítulo 13 junto con el fin de los tiempos, cosa que los otros evangelistas no hacen, pues son posteriores.

¿Cómo es?

Es el Evangelio más corto, apenas con 16 capítulos. Y se cree que haya sido el primero por su extensión, por la tradición que nos dice que la fecha fue cercana a la muerte de Pedro, y por la simplicidad al ser más escueto en su desarrollo de los hechos -escueto, pero rico en detalles – y que puede haber servido como base para los Evangelios de Lucas y Mateo.

¿Para quién lo escribió?

También podemos decir, tanto por su estilo y lo que nos dicen los Padres, que su destinatario era la iglesia de Roma. Escribe en griego, la lengua usada para escribir en el momento, pero utiliza muchos latinismos en su vocabulario. Su mensaje es de esperanza, exhortativo, pues es un tiempo de persecución[1].

Su Mensaje

San Marcos tiene muy claro que va a presentar a Jesús como Hijo de Dios. Así comienza su Evangelio “Comienzo del Evangelio de Jesús el Cristo, Hijo de Dios (Mc 1, 1)” y así lo dice Dios Padre en el bautismo de Jesús y lo repite en la Transfiguración (Mc 9, 7b). Se oye la voz del Padre que proclama a Jesús como el “Hijo amado”. Tal vez algo a lo que estamos acostumbrados, pero que necesitamos reflexionar, pues es algo esencial de nuestra fe.

Este texto de san Marcos es el primero de los cuatro evangelios que forman el único Evangelio de Jesús. El término Evangelio (εὐαγγέλιον), Buena Noticia, lo usa Marcos en el primer versículo de su evangelio y lo vuelve a usar, después de que han encarcelado a Juan el Bautista, cuando Jesús sube a Galilea y empieza a predicar:

Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva (el Evangelio) de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ha llegado; convertíos y creed en la Buena Nueva [el Evangelio] (Mc 1, 14-15)

Precisamente éste es el Buen Anuncio que Jesús viene a traer: su Reino. Es decir, su presencia entre nosotros como Jesús -que significa Dios salva-, como Emmanuel -que quiere decir Dios con nosotros-, como Cristo – que es “el ungido” del Padre-. Es el Evangelio que Jesús, en la plenitud de los tiempos, nos trajo con su Encarnación y esa Buena Noticia que la Iglesia sigue transmitiendo a todos los hombres para que se salven.

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