Dos Pascuas

En la Biblia se nos habla de dos pascuas. La Pascua del Antiguo Testamento y la Pascua del Nuevo Testamento. El término de esta fiesta que celebramos judíos y católicos significa “ el paso del Señor”.

Se remonta a unos 1500 años antes de Cristo, cuando el pueblo de Dios estaba oprimido por Egipto. Dios libera a su pueblo por medio de su elegido: Moisés, que en nombre de Dios va a hablar con el faraón para que libere a Israel. Pero la dureza del corazón del faraón fue tal que tuvo que mandar varios castigos como señales del poder de Dios. Estos castigos fueron las diez plagas: langostas, tábanos, úlceras… y la última fue  “el paso del Señor” con el cual todo primogénito moriría. El faraón ante la muerte de su hijo mayor permitió a los judíos salir de Egipto y así comenzó un largo caminar por el desierto hasta llegar a la tierra prometida.

Esta historia la puedes leer con mucho más detalle en el libro del Éxodo, el segundo libro de la Biblia (vale la pena). Pero, lo importante de esta fiesta es recordar las maravillas que Dios ha hecho por su pueblo. Dios libró a los judíos de la esclavitud a la que estaban sometidos en Egipto y les llevó por el desierto hacia la tierra que les había prometido, a la libertad. Se celebra la fidelidad de Dios y cómo  Él es el Señor de la historia. Los judíos siguen hoy recordando este “paso del Señor”, lo festejan de manera especial en la Pésaj. Debería ser el mismo día de la cristiana, pero la diferencia de calendarios nos hace tener distintas fechas.

¿Qué diferencia encontramos en la Pascua cristiana?

Tenemos que tener en cuenta que hay una continuidad y una novedad en la fiesta de Pascua que celebramos los cristianos. También es bueno considerar que la fiesta de Pascua de los judíos de hoy es bastante diversa a la que Jesús había celebrado. Pero más allá de las diferencias ceremoniales quiero resaltar lo más importante.

Creemos que el Antiguo Testamento nos habla de modo oculto del gran misterio que es Cristo mismo. Por ello esta liberación de la esclavitud de Egipto es una prefiguración, es decir, un anuncio de una liberación que se hace verdadera y personal para cada bautizado por la Pascua de Jesús. La liberación de la esclavitud se sublima, pues va más allá de una libertad física, sino que es la libertad de la muerte y del pecado, y la apertura a la verdadera tierra prometida.

¿Qué es lo que Cristo viene a hacer?

La fiesta que recuerda la liberación de la esclavitud de Egipto para estar liberados de la opresión física es una imagen de la libertad que nos trae Jesús para ser verdaderamente libres interiormente, pues nos ofrece la libertad del alma al quitarnos la esclavitud del pecado original y de los pecados personales.

En la fiesta de Pascua se escogía por familia un cordero, tenía que ser un cordero especial, un corderito perfecto, de un año. Este cordero era sacrificado y comido por la familia en la cena de Pascua. Jesús se presenta como el cordero de Dios, el verdadero cordero que quita el pecado del mundo y por el cual somos salvados.

Así Cristo pasa a ser el verdadero cordero que se entrega como sacrificio en la cruz y se da a comer a su familia para ser nuestro alimento en la Eucaristía.

Pero siendo un sacrificio de muerte es especial, pues con su muerte ha dado muerte a la muerte, al pecado y ha vencido con su resurrección.

Él mismo había dicho que es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas y que da la vida para volverla a tomar (Juan 10). Es el misterio del Dios hecho Hombre que ha querido dar su vida por nosotros.

Una relación especial con la Última Cena

Esta Última Cena era muy especial en sí porque era la cena de Pascua. Jesús estaba celebrando la Pascua con sus discípulos, pero aquí es donde la Pascua pasa a tomar un nuevo significado. Dirían los filósofos que es un cambio sustancial, y realmente lo es.

Cristo en la Última Cena celebra la primera Misa, que es la conmemoración de su muerte en la cruz, pero también de su resurrección. Ese Jueves Santo fue un adelantarse en el tiempo y vivir de modo misterioso pero real el sacrificio del verdadero Cordero y su victoria resucitando de entre los muertos y abriéndonos las puertas del Cielo.

La Pascua y la Misa

Cada misa es una conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús. Es un misterio al que muchas veces nos acostumbramos. Pero este don tan grande lo celebramos de manera especial en el tiempo al que nos acercamos.

La Iglesia como verdadera madre nos enseña a recordar y nos invita a vivir con más intensidad cada año los misterios de nuestra redención. Y es tan importante que nos preparamos en esta cuaresma con oración, ayuno y penitencia para poder valorar como es debido este don de Dios y centro de nuestra fe.

Cristo vino al mundo a salvarnos. Esto es lo que celebramos en estos días. Una fiesta de amor:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. (Juan 3, 16-18)

Esta Pascua

Nos preparamos en la cuaresma para vivir este tiempo de alegría que es la Pascua. No se llega a la cima sin pasar por la cuesta. El pueblo hebreo caminó durante cuarenta años antes de entrar a la tierra prometida. Así nosotros peregrinamos en nuestra vida para llegar un día a la Ciudad Santa, a ese Cielo que Dios tiene preparado para nosotros.

Caminemos por esta vía que nos lleva a la libertad. Una libertad que nos quita los lastres que llevamos del pecado y del mundo. Vivamos esta cuaresma viendo hacia adelante, recordando que vamos a la Pascua, ¡Cristo nuestro salvador!