¿Será fiel el pueblo de Dios?
El Templo nuevo ha sido prometido
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Explicación del libro:
Nos encontramos en tiempos posteriores al exilio a Babilonia. Los Persas dominan la zona y ellos están permitiendo que vuelvan los israelitas del exilio. Pero lo central del pueblo, su culto y fidelidad a Dios, está por los suelos. ¿Cómo lo sabemos? Porque el Templo está en ruinas y a ellos no les importa. Más aún, al volver están dedicándose a reconstruir sus propias casas, y no el Templo. Dios pues habla por medio de Ageo a Zorobabel, sumo sacerdote, para que mueva al pueblo a fidelidad, a centrarse en el Templo. Lo logra, y por ello hay esperanza. Dios promete en este libro lo que ha prometido en los grandes profetas: un nuevo Templo les será dado, para tener un nuevo Reino. Y así, al final del libro, después de regaños y amonestaciones por la infidelidad inicial, vemos que el profeta habla a Zorobabel y nos queda la pregunta: ¿Será fiel el pueblo de Dios?
El libro en contexto:
Este libro se inserta en el mensaje central de todo el Antiguo Testamento. El mensaje es: sus antepasados fueron infieles (mensaje central de Moisés y de Josué). Ustedes, ¿serán distintos? El profeta les recuerda la fidelidad de Dios y la infidelidad de ellos hacia Él. El arrepentimiento y la fidelidad son el camino de restauración de todo. Las elecciones de ellos marcarán la diferencia entre vida y muerte.
Plan de Lectura: Libro del Profeta Ageo
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Plan de Lectura - 3 días
Lectura Diaria
Comentario
En este capítulo verás cómo hay una observación: ustedes están ensimismados en sus cosas. Por ello Dios no los bendice. Salgan de sí para alabar a Dios. El Templo requiere su atención. La dedicación a las cosas de Dios, y no a las de ustedes.
Lectura Diaria
Comentario
Por medio de Ageo, Dios dirije a Zorobabel el mensaje de la fidelidad que deben tener. El medio es que todos se dediquen al Templo. El fin: la fidelidad a Dios y su promesa de darles un Reino nuevo.
Oración
Señor, las cosas de este mundo son importantes y necesarias. Pero muchas veces nos perdemos en ellas de tal modo que perdemos de vista lo más importante: el amor a Dios sobre todas las cosas. Que tu Espíritu penetre nuestras mentes y sentidos para poner siempre en el centro de nuestra existencia los tiempos para Ti.