1º Carta a los Tesalonicenses
La voluntad de Dios es que seamos santos y que nos abstengamos del pecado.
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Explicación del libro:
El autor de la carta a los Tesalonicenses es identificado en (1,1) como el apóstol Pablo, junto con sus compañeros Silvano y Timoteo. Se cree que la carta fue escrita por San Pablo poco después de su llegada a Corinto. Por estos datos se cree que la carta fue escrita entre los años 50- 51 d.C. ¡Este es un dato muy importante porque indica que esta carta a los cristianos de Tesalónica es el primer documento del Nuevo Testamento que existe! El objetivo de la carta es: San Pablo aprovecha esta carta para corregir esos errores de doctrina. San Pablo destaca en esta carta la eficacia de su predicación se debe a la acción misteriosa del Espíritu Santo. Ese es el mismo Espíritu que obra cuando se proclama las Palabra del Evangelio. Y es Él el que nos da la fuerza necesaria para convertirse “al Dios vivo y verdadero” (1,9).
Explicación del libro en contexto:
La ciudad de Tesalónica era la capital de la provincia romana de Macedonia, era un puerto importante del mar Egeo. Pablo llegó a esa ciudad en el año 50, durante su segundo viaje misionero. Allí fundó una comunidad cristiana compuesta en su mayor parte de paganos convertidos a la fe. Pero su permanencia en Tesalónica fue muy breve, ya que debido a la oposición de los Judíos debió abandonar la cuidad precipitadamente (Hechos 17, 1- 15). A su salida, la comunidad quedó sola en medio de la persecución y con una insuficiente formación religiosa. Preocupado por la suerte de los cristianos, Pablo les envió a Timoteo, desde Atenas (3, 1-5). Al regreso de Timoteo, éste trajo a San Pablo noticias muy alentadoras: la comunidad se había mantenido firme en la fe y recordaba Pablo con afecto. Sin embargo, algunos esperaban con impaciencia la venida del Señor y se negaban a trabajar, resultando una carga para los demás. Otros estaban preocupados, porque suponían erróneamente que los cristianos que ya habían muerto no iban a estar presentes cuando viniera el Señor. Para responder a estas inquietudes, San Pablo escribió esta carta poco después de su llegada a Corinto.
Plan de Lectura: Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses
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Plan de Lectura - 6 días.
Lectura Diaria:
Tesalonicenses 1: Saludo inicial, elogios y felicitaciones
Comentario
En estos versículos del capítulo 1 leemos sobre el saludo de los servidores: Pablo, Silvano y Timoteo a la comunidad cristiana de Tesalonicenses (1, 1-2). Luego leemos la oración y la acción de gracias de San Pablo a la comunidad cristiana de Tesalónica. Finalmente, San Pablo nos revela como la buena noticia que el apóstol anuncia, no es sólo de palabra pero va acompañada de obras por las que se ve el “poder de la acción del Espíritu Santo y de toda clases de dones” (1, 5).
Lectura Diaria:
Tesalonicenses 2: La actitud paternal de Pablo
Comentario
En estos versículos del capítulo 2 leemos la dificultades que tuvo San Pablo para fundar la comunidad cristiana de Tesalónica. Es muy interesante leer el profundo amor de San Pablo por esta comunidad: “como una madre que alimenta y cuida a sus hijos” (2, 7). San Pablo destaca la importancia de dar buen ejemplo a los demás en nuestro obrar: Nuestra conducta fue siempre santa, justa, e irreprochable, ustedes son testigos y Dios también” (2, 10). La Palabra de Dios no es una palabra humana, no viene de los hombres sino de Dios, y es activa porque “actúa en nosotros, los que creemos” (2, 13).
Lectura Diaria:
Tesalonicenses 3: El viaje de Timoteo a Tesalónica.
Comentario
Al final del capítulo 2 nos enteramos que Pablo intentó visitar esta comunidad varias veces pero no pudo porque “Satanás se lo impidió” (2, 18). Es por esto que en los versículos del capítulo 3 leemos que Pablo les envió a Timoteo mientras estaba en Atenas. Timoteo volvió con muy buenas noticias de la comunidad, que a pesar de las angustias y contrariedades permanecieron firmes en la fe. San Pablo no deja de rezar para que la comunidad cristiana siga creciendo en el amor y en la santidad (3, 11-13).
Lectura Diaria:
Tesalonicenses 4: Exhortación a la santidad y a la pureza de vida.
Comentario
Aquí San Pablo nos invita a seguir creciendo espiritualmente. Debemos hacer constantes progresos espirituales haciendo la voluntad de Dios: La voluntad de Dios es que sean santos, que se abstengan del pecado carnal, que cada uno sepa usar su cuerpo con santidad y respeto, sin dejarse llevar por la pasión desenfrenada (4, 3-5). Al final del capítulo 4, San Pablo se refiere a la próxima venida del Señor y la resurrección final (4, 13-18) aclarando los errores que habían en la comunidad de Tesalónica.
Lectura Diaria:
Tesalonicenses 5: Exhortación a estar atentos y vigilantes.
Comentario
San Pablo nos invita a estar siempre alertas en nuestra vida porque no sabemos cuando vamos a morir: “El día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche (5, 2). No nos durmamos (6, 6). Somos hijos de la luz y del día (5, 5) por eso debemos “revestirnos de la fe y del amor, y cubrirnos con el casco de la salvación” (5, 8). San Pablo se despide en la carta dando sus últimos consejos: “vivan en paz unos con otros” (5, 13), “no devuelvan mal por mal. Por el contrario, esfuércense por hace siempre el bien” (5, 15), “Estén siempre alegres” (5, 16), “Oren sin cesar” (5, 17), “Den gracias a Dios en toda ocasión” (5, 18), “examínenlo todo y quédense con lo bueno” (5, 21), “cuídense del mal en todas sus formas” (5, 22).
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Oración
Señor, gracias por regalarnos la carta de San Pablo a los Tesalonicenses. Te pedimos que por la intercesión de San Pablo nosotros también podamos recordar cada día que Cristo es la Palabra de Dios hecha hombre. Por eso todo lo que Dios nos dice a través de Jesús es la Palabra de Dios que es tan eficaz en nuestra vidas como lo fue en Jesús. Te pedimos Señor que nos ayudes en la santidad y en la pureza de vida. Así junto con San Pablo y todos los santos, nosotros también podamos permanecer firmes, perfectos y completamente seguros haciendo la voluntad de Dios. Muéstranos que todo lo podemos con la gracia de Jesús que nos da la fortaleza y el coraje de seguirlo. Amén.