¿De dónde vienen los 10 mandamientos?

Creo que es una pregunta que deberíamos saber responder. La realidad es que no son muchos los que saben de dónde vienen los mandamientos de la ley de Dios. Algunos aciertan al decir que vienen de la Biblia… pero la Biblia se compone de 73 libros, así que estamos aún un poco confusos.

Un número más reducido se acercan más y dicen que es del Pentateuco, es decir, los primeros cinco libros de la Biblia. Mucho mejor… una buena reducción, pero aún falta precisión. Pocos son los que llegan a acertar que es en el Éxodo donde encontramos las tablas de la ley.

Habiendo desempolvado la memoria un poco te acordarás que es Dios mismo quien dicta a Moisés los mandamientos en el monte Sinaí, cuando el pueblo de Israel estaba caminando por el desierto hacia la tierra prometida. Pero se nos olvida lo importante…

¿Por qué existen los mandamientos?

Parece que los mandamientos están pasados de moda. Ya la sociedad ha logrado superar esas imposiciones de la Iglesia o del pueblo de Israel. Así pensamos muchas veces nosotros y así piensan los que son de una tendencia anticlerical. Esta visión de los mandamientos como una prohibición (no mates, no robes, no seas adúltero, no mientas…) es algo negativa.

Para poderlo entender es necesario conocer qué son los mandamientos. Dios hace con su pueblo una Alianza y los mandamientos son consecuencia de esta.

El pueblo de Israel había estado esclavizado por Egipto por cientos de años. Después de ser humillados y esclavizados por tanto tiempo Dios les libra de las manos del faraón. El pueblo va caminando por el desierto y se encuentra con muchas pruebas y tiene que luchar contra muchas dificultades físicas y espirituales hasta poder llegar a la Tierra Prometida. En este caminar por el desierto, Dios le ofrece al Pueblo una alianza.

¿En qué consiste la alianza?

La alianza  que Dios hace con los hombres es especial. En Hebreo alianza se dice Berit, que significa, en esta lengua de pocos vocablos, alianza o promesa ya sea personal o social. En la Biblia vemos el deseo de Dios de hacer esta alianza ya desde Adán, Noé, y Abrahán. Pero es con Moisés donde se ve claramente esta alianza de salvación para los hombres.

Una alianza se hace entre dos iguales para recibir ambos beneficios de ella, o entre desiguales, tipo el vasallaje, pero ambos reciben beneficios. Toda alianza tiene unas condiciones y hay que respetarlas para que funcione. Como cuando en una guerra los países forman alianzas y así se apoyan mutuamente en la defensa y ataque buscando la victoria contra el enemigo común.

Pues la alianza que Dios ofrece es un poco novedosa. Con esta alianza Dios no obtiene ningún beneficio; por así decirlo, sale perdiendo.

Dios que busca salvarnos de la esclavitud del pecado y nos quiere dar el mayor regalo que es el cielo, nos salva del pecado porque nos ama de modo inimaginable y gratuitamente.

Y, aunque quisiéramos, nosotros no le podemos aportar nada a Dios, que es perfecto. No solo no le podemos dar nada, sino que tantas veces no cumplimos con las condiciones de la alianza.

Su alianza la hace por amor y lo que quiere como fin es salvarnos. Quiere rescatarnos del pecado para poder llegar al cielo donde nos espera para gozar de una alegría que “ni el ojo vió ni el oído oyó” (1 Cor 2, 9).

Prohibición vs consecuencia

De pequeño recuerdo que una vez quedé impactado al ver cómo planchaba mi mamá, dejaba todo sin arrugas. Me decía que la plancha no se podía tocar, pues quemaba. Yo, cuando ya se había ido, tomé la plancha y quise planchar mi mano para que quedase plana… ya te imaginarás lo que sucedió.

Los mandamientos los vemos como “no hagas esto”. La forma de enseñarlos ha sido de modo negativo o legalista. Parece ser que si cumplo los mandamientos somos buenos católicos y esta visión la tenemos por no haber leído bien el texto original. Dios nos está dando el regalo de la alianza, no nos está dando una serie de normas que cumplir. Y tampoco es que Dios nos castigue al incumplir con un mandamiento, somos nosotros que nos ponemos fuera de la alianza.

Los mandamientos nos previenen de acciones que nos hacen daño. Así como el no tocar la plancha caliente… Los mandamientos son normas que nos protegen de esas heridas que tenemos del pecado original, para que no se infecten y nos dañen aún más.

Más allá de la norma

Si te fijas bien los tres primeros mandamientos se refieren a Dios y los siete que siguen tienen relación con los demás. Pero hay un pasaje en el que Jesús nos da a entender que no le importan tanto las normas… lo que Él quiere es que amemos.

A Jesús un día le preguntaron: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante?”

Sabes qué respondió Jesús, ¿no?:

“El mandamiento más importante es amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.” y añade: “y el segundo es este: amar a tu prójimo como a ti mismo, en esto se resumen la ley y los profetas” ( cfr. Mt 22, 37-40).

¡Qué cosas! Jesús nos pone en el centro de lo que deben ser los mandamientos. El primer mandamiento, fundamento de los demás, y el segundo de Jesús nos resume todos los demás.

En definitiva los mandamientos se resumen en un verbo que nos gusta usar mucho: amar.

El amor es la razón de la alianza. Dios nos ama y nos quiere salvar.

Ama et fac quod vis?

Tal vez lo has oído en español: “Ama y haz lo que quieras”. Una frase de san Agustín. Una frase slogan que es famosa y se puede interpretar de muchos modos, muchas veces de modo bastante liberal y permisivista. Pero a la luz de lo que hemos estado reflexionando es bastante comprensible. El que de verdad ama busca hacer lo que al amado le gusta y evitar incluso aquello que le molesta. Si has estado enamorado lo habrás experimentado.

Así ha de ser nuestro amor con Dios. De verdad amemos “con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas (cfr. Mc 12, 30)” a Dios, podremos hacer lo que queramos.Y es que Dios es el único que puede saciar nuestra sed de amor. Y el único que puede llenar con su amor nuestro deseo de ser amados.

Te invito a que releas los mandamientos desde el punto de vista del amor.

¿Cómo me llevan a amar más? Y también, ¿cómo me dañan si no los cumplo? Éxodo 20, 1-17

Por si no los recuerdas:

1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.

2º No tomarás el Nombre de Dios en vano.

3º Santificarás las fiestas.

4º Honrarás a tu padre y a tu madre.

5º No matarás.

6º No cometerás actos impuros.

7º No robarás.

8º No dirás falso testimonio ni mentirás.

9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

10º No codiciarás los bienes ajenos