Los protestantes eliminan de la Biblia siete libros que son citados 351 veces por Jesucristo y los Apóstoles.

Los protestantes heredaron la Biblia de la Iglesia Católica que la conservó y protegió durante los 16 siglos anteriores, no solamente en lengua griega y latina sino, traducida a muchas otras lenguas vernáculas

Pero, hay siete libros de la Biblia católica que los protestantes no admiten, aparte de importantes diferencias de traducción en algunos de los textos; estos libro son: Tobías, Judit, 1 y 2 de Macabeos, Eclesiástico, Sabiduría y Baruc, más las adiciones en griego de Ester y Daniel. Los protestantes llaman apócrifos a estos libros y los católicos los llamanDeuterocanónicos.

La Iglesia primitiva utilizó una versión griega de la Biblia llamada “Septuaginta”, la “Biblia de los 70”, traducida del arameo y hebreo al griego 148 años antes de Jesucristo, en la que se encontraban estos siete libros.

Jesucristo y los Apóstoles emplean esta Biblia completa para sus referencias y predicación. Jesús cita frases de la Septuaginta en el 80% de sus referencias al Antiguo Testamento. De hecho, en el nuevo Testamento se citan 351 veces textos de estos siete libros desechados por Lutero.

Cuando Pablo en 2 Tim 3, 16 dice que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argumentar,…” se está refiriendo a esta escritura empleada por Cristo, los Apóstoles y por el propio Pablo: la Biblia de los 70-

Esta es la Biblia empleada por los judíos de la época y los cristianos del principio, y la que el Papa S. Dámaso, en el Concilio de Roma, vio necesario definir como el canon bíblico, en el año 382 d.c.

Martín Lutero, excluyó de su traducción bíblica esos libros, como intentó excluir, también, las cartas de Santiago y el Apocalipsis.

Estos libros que excluye Lutero son los mismos que excluyeron, en el Concilio de Jamnia, los judíos fariseos (anticristianos), año 90 d.c. por considerarlos de cultura griega e influencia cristiana. Eso mismo hacen los protestantes.

Por otro lado, los hallazgos más recientes en Mar Muerto o Rollos de Qumrán, prueban que esos siete libros también se encontraban en su original arameo o hebreo antes de ser traducidos al griego en la Biblia de los 70.

Hay que tener en cuenta que Jesucristo y los primerísimos cristianos, cuando hablan de la Sagrada Escritura no se refieren al Nuevo Testamento que se redactó posteriormente y cuyo contenido fue transmitido por la Tradición oral y escrita. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14,26).

 

Fuente: Catholic Net 

Autor: Javier Ordovàs