¿Apocalipsis?
Al escuchar esta palabra pienso en el fin de los tiempos. Destrucción, monstruos, guerras, desastres. “El apocalipsis”, como si dijésemos “fin del mundo”. Y a veces al ver todo lo que va pasando en el mundo, al abrir el diario y ver las noticias de guerras, desastres naturales, violencia, odio, el consumismo que no respeta valores y destruye toda virtud ensalzando el dinero y el tener… me parece estar en este mismo sentimiento. Y si vemos hacia la Iglesia no nos quedamos menos asombrados: persecución de la Iglesia por una parte, escándalos de hombres de Iglesia por otra. Muchos yendo contra el Papa, incluso los que están en puestos altos… Y cuántos “cristianos” viven -siendo cristianos- “et si Deus non daretur” i.e., como si Dios no existiera.
Pero, ¿qué significa Apocalípsis?
San Juan evangelista es a quien se atribuye este escrito del Nuevo Testamento. Lo escribe en griego y significa “revelación” (Ἀποκάλυψις). Creo que esto no nos dice mucho, pues por apocalipsis se entienden muchas más cosas. Hay todo un género literario que que se llama apocalíptico. En la Biblia lo encontramos en algunos de los libros, como en los profetas Daniel y Ezequiel que se utiliza mucho. De estos libros, el Apocalipsis es tal vez el que está escrito en su mayor parte en este género, otros libros no tienen más que algunos capítulos. Por ejemplo los mismos evangelios, que contienen algunas partes apocalípticas (Mc 13, Mt 24, Lc 21).
Por apocalíptico se entiende una literatura, o extractos de esta, que tiene un lenguaje no explícito y basado en visiones y muchas alegorías que intentan dar un mensaje. Este tipo de literatura fue muy usada en el siglo I y II para dar un mensaje en clave a las comunidades que eran perseguidas tanto de judíos como de los primeros cristianos.
La unión de dos mundos, una misma realidad
La vida espiritual se puede ver como paralela y a veces opuesta a la vida material. Podría parecer un dualismo, y a veces lo pensamos así olvidando uno de los dos mundos. El mundo en el que vivimos tiene, no solo la parte material, sino también la espiritual. Es como si fuesen dos mundos en uno, una misma realidad. La parte espiritual, algo que muchas veces olvidamos o queremos olvidar, es igual de real que lo que vemos y tocamos.
El mundo espiritual y el material están unidos y los vivimos a la vez. No es algo de ciencia ficción. Este libro tan interesante parece desvelar ese mundo oculto a nuestros ojos con una serie de alegorías, de imágenes que nos abren los ojos a esta realidad aparentemente oculta.
¿Cómo nos habla, en este sentido, el Apocalipsis? Si lo comienzas a leer te darás cuenta. No es que desvele completamente el plano espiritual, pero por medio de imágenes nos va descubriendo rasgos de esta doble realidad que vivimos.
Por ejemplo nos presenta a Cristo como un hombre vestido de blanco con ojos rojos, con una espada como lengua…
“Me volví para ver quién me hablaba; y al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros como un Hijo de hombre, vestido con una túnica hasta los pies, y ceñido el pecho con una banda de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como lana blanca, como nieve, sus ojos como una llama de fuego, sus pies semejantes al metal precioso cuando está en un horno encendido, su voz como un estruendo de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas, de su boca salía una espada tajante de doble filo, y su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor. (Ap 1, 12-16)”
¡Qué horror! A primera vista te asusta. No es que sea así Jesús. Esta imagen tiene un significado. Y una profunda relación con el Antiguo Testamento. Juan nos habla con estas imágenes de un Jesús omnipotente, guerrero, digno de adoración, divino. Está en medio de los siete candelabros que significan las siete iglesias. En relación con el AT, el agua de su voz se refiere a Ezequiel (42, 2) “vi que la gloria del Dios de Israel entraba por el camino oriental y su clamor era como el estruendo de aguas caudalosas, y la tierra resplandecía con su gloria.” La espada la su boca la vemos en Isaías (11, 4), el rostro como el sol lo vemos en Jueces (5, 31).
Un simple ejemplo que encontramos en el primer capítulo del libro. Pero, así como éste, todo el libro está de imágenes que nos hablan de una realidad que no vemos, que si lo imaginas no basta (y a veces no ayuda) pero que nos abren a una visión sobrenatural basada en el Antiguo Testamento y que es verdad.
¿Cuál es el mensaje?
Este mensaje oculto que para nosotros es misterioso y complicado fue algo bastante más comprensible para los cristianos a quienes estaba dirigida esta carta exhortativa. Los romanos no lo entenderían si lo leyesen, por eso estaba en clave. Pero los cristianos lo entenderían bastante claramente, pues no sólo tenía alegorías sobre realidades espirituales conceptuales, sino de lo que pasaba en el mundo circundante. Hemos dicho que el Apocalipsis es una carta. Está dirigida a las siete iglesias, que eran las siete comunidades grandes que había. Lo vemos en el capítulo segundo va describiendo la situación de cada una y lo que “Aquel que tiene los ojos flameantes como el fuego (2, 18)” les invita a hacer.
¿Qué entenderían los primeros cristianos?
Eran comunidades perseguidas. El cristianismo desde tiempos de Jesús no ha dejado de ser perseguido. Y los primeros años fueron muy duros. Había persecución de muerte para quien se declarara cristiano, pues no era una de las religiones válidas en el Imperio Romano. No es hasta el 313 con el edicto de Milán que constantino la declara religión válida… pero después de 10 persecuciones. En el tiempo en el que fue escrito se vivía la persecución de Nerón, la primera.
Es un texto que busca dar esperanza a estas comunidades. El enemigo siempre es el demonio, la bestia, el dragón. Y ciertamente siempre lo es. Para ellos tenía un rostro muy concreto: Nerón.
Un dato curioso…
Te habrás preguntado dónde está el famoso 666, el número del diablo en el Apocalipsis. Es uno de los temas controvertidos, imágenes que el día de hoy no sabemos bien a qué se refieren, pero hay algunas teorías que son bastante aceptadas y que son interesantes.
El 666, número del demonio, seguramente se refería a Nerón. Los números en hebreo se escriben con las letras del abecedario. Las letras hebreas que corresponden con el 666 son las de Nerón César נרון קסר . Correspondería a la suma de las letras 50-200-6-50-100-60-200, que da 666.
Mensaje para ti
Ok, entiendo que era un mensaje de ánimo y consolación para los primeros cristianos, pero ¿y a mí qué?
La lectura que hacían los cristianos la podemos hacer también nosotros. Además de recordar que la palabra de Dios es “viva y eficaz”, te recomiendo hacer la experiencia de leer el Apocalipsis como si te lo dedicaran a ti. Hay que tener algo de imaginación y ver qué analogías puedes hacer para aplicarlo a tu vida. No pienses en los políticos de turno, ni en lo malo de la sociedad… Creo que puedes hacer una experiencia nueva de adentrarte en este viaje espiritual. Verás cómo, de la mano del Espíritu Santo, vas descubriendo las realidades espirituales que están en tu entorno y que vives. Y pasarás a ver de una forma ya no miope sino completa. Tendrás el peligro de verlo de modo dualista, lo espiritual por un lado y lo material por otro. Pero recuerda que son dos visiones de una misma realidad, tu vida. Y lo que haces en una repercute en otra, pues eres tú quien las vives.
Muchas cosas quedarán por conocer, pues el Apocalipsis es una caja de tesoros, pero podrás descubrir muchos y conocer cada vez más el gran tesoro que encontramos en la Biblia, Jesús.